7/8/14

Océano (II): Cosmos y Caos.

El sonido de su voz acaricia tanto como el roce de sus dedos.
Durante bastante rato solo nos envuelve el sonido del mar. Poco a poco nuestros dedos se separan con una lasitud que a ella le parece divertida.
O el menos es creo intuir.

Es difícil leer bajo su sorprendente y arrebatadora presencia por que apenas puedes fijarte en ella sin acabar perdida en pensamientos desordenados.
Es...Belleza. Es bella, mas que bella, muy bella. Belleza Triste.
Junto a ella su aura se muestra sin recato potenciando sus rasgos ahora fuera del resguardo de la distancia.
Es estridente sin llegar a herir en las lineas del porte de su nariz regia y de sus pómulos, penetrante sin remedio en el vigor fundamental de sus ojos intensamente verde iluminado, clara y difusa al unisono en la apertura de sus carnosos labios rosados moteados de la sal adherida en la uve pálida de su rostro.Tan conectada a una fuente de complejos sentimientos, la mayoría no propios, que conjura inevitablemente una extrañamente amistosa locura en la que te atrae perderte.

No podré desprenderme jamas de ese furibundo deseo aunque lo pretenda y en algún lugar de mi cabeza sepa ya desde ese instante que estuvo jugando conmigo.

Pues mis labios unicamente tienen la voluntad de romper el silencio con un suspiro mezcla de conmoción y jubilo, fruto prohibido de la proverbial falta de control de mis emociones.

Eso parece ofenderle como si de algún modo estuviera fracasando un tipo de prueba, aunque no sé bien averiguar de que tipo y por que me reta.

Sostiene, durante un segundo, al limite el tifón de emociones que es su aureola (todas ellas muy personales, intimas, solo nuestras: Dolor, Ira, Miedo, Engaño, Espíritu, Intimidación, Gloria, Sexo...) y me castiga cerrándolo en seco.

Estaba tan presionada sin darme cuenta que si no hubiera permanecido sentada me habría caído por la borda.

Resuello como tras una maratón y tardo una eternidad en poder levantar la mirada.
Ella lo ha atenuado todo. Se entretiene trenzando nudos en una cuerda mientras el flujo con el que me ha asaltado se retuerce a su alrededor dando vueltas contenidas, calmo como el mar esta mañana.

- Disculpa mis arrebatos pero a veces no merece el esfuerzo de controlarlos - me dice con menos arrepentimiento del que esperaba - No, con quien los merece.

Su voz sensual canta, tocando de la lengua transiente que dominan los Titanides, el Logoi, comprensible para el que escucha sea cual sea su lengua propia. Por unos momentos quiero creer que no he cogido todo el detalle de lo que quiere decir pero inequívocamente esta allí, en las pozas de mirada verdosa y glauca que no pestañea. El reto y la prueba. Es obvio que confiesa que lo ha hecho adrede

La mujer con el don de la profecía me atraviesa con su mirar antiguo y severo y con un aborrecimiento y un afecto francos que no se permiten morir y son difíciles comprender.

Estoy confusa. No conozco a esa mujer mas allá de la consciencia de su camaradería con los que si son mis amigos Pontos y Kebren. Sin embargo, sin embargo... un picor ineludible en el fondo de mi alma empieza a ser palpable, como un eco en la lejanía de lo vivido que se resistiera a desvanecerse.
Instintivamente, una parte de mi no lo quiere ese recuerdo y trata de escupirlo sumergiéndolo como pueda en la primera oportunidad que sea, la primera trivialidad que se me viene a la mente.

- Me han dicho que pediste que me me mandaran esa invitación. Supongo que debo agradecértelo. - No. Eso no era lo que quería decir, no como quería decirlo pero no puedo rectificarlo por que ella responde muy rápida

- Bah - le quita importancia con un gesto de manos y hombros - la invitación en si no vale su peso - se pone en cuclillas hasta ponerse a mi nivel e invadirme con su aroma a mar y enebro y que no pueda escaparme de la tenaza de sus ojos - lo que cuentan son los hechos. Te invitamos. Tu acudiste.

Sacude una mueca desapasionada en sus labios.


- Si no hubieras venido al final nuestros caminos hubieran seguido chocando sin remedio. Recorridos en direcciones opuestas. Y las dos estaríamos muertas y recogiendo nuestras fértiles cosechas de castigos e infiernos...Que demonios...

Por fin se sienta relajada en una de esa difíciles posturas del Yoga. 

- Ahora. Bueno. Hoy la cosa esta mas... en una Maraña, mi pequeña Traidora. Lo que es buen y malo como todo lo unido a lo Muy Abierto.

Me lo dice con una sinceridad pasmosa evidente en su lenguaje corporal que no duda que ese es, en algún modo, nuestro destino inevitable sin la intervención de ninguna fuerza mas.

Afianzo mi mirada tratando de de vislumbrar lo que hay en el fondo, tras ese emocionado odio que me profesa, aunque no puedo atraparlo al darme cuenta de que esa era una situación que se desvaneció como el pasado. Lo que allí estuviera con el ahora esta cambiando el futuro.
Parece leerlo en mi rostro por que enarca la sonrisa de forma lobuna y asiente ligeramente.

Me siento participe de lo que expresa aun sin entenderlo, revelándome dentro de un juego misterioso, un juego Divino.
No juego no, me rectifica solo con los ojos. Voluntad y Esencia y Pensamiento de los Dioses. De lo que Tú formas parte. Eso es lo que es y eso es lo que hay y solo soy muy joven en el idioma de la Fe para hablarlo en verdadero aspecto.

Lo único que ahora puedo es proferir bisoñas preguntas:

- ¿Por que  Maraña? - suelto sin pensarlo mucho - ¿Que es lo que esta Muy Abierto?

Ella me mira entre condescendiente y ambiciosamente nostálgica de mi inocente ignorancia.
Me contempla con su aprobación y sin pestañear ni mover mas que los labios me pregunta:

- ¿Se te da bien trepar?.
- No, si no me va la vida en ello y por experiencia ni aun así...

Se ríe. Es una cálida y liquida carcajada de alguien que estima mi humor como si fuera un fortuna.
Inclina la cabeza y sentencia.

- Entonces tendrá que servir otro enfoque. Ven, vamos a proa.

Se mueve con paso tranquilo como intuyo es su talante. Su melena amarillenta, suelta, larga y libre me recuerda al trigo a punto de cosechar al mecerse entre el viento y sus femeninas oscilaciones.
La sigo intrigada, tratando de imitar la posición de sus manos y pies entre el aparejo y de ignorar las gracias de supuestos adultos del genero masculino.

Estoy sudada en el frio invernal al llegar sorprendida de lo largo que puede ser un barco.

La Ola de Ámbar avanza impertérrita regando el mascaron, una minúscula efigie de una mujer a imagen de la miembro del grupo ausente Dekatria,  que sujeta el bauprés (a veces si se me quedan las palabras).
Allí nos aguarda una pequeña barquilla casi inexistente donde sentarse a hacer de vigía. El mar la azota por todas partes envolviéndonos con la ayuda del viento.

- Sube ahí - me conmina Metis sin un gramo de intención de ayudarme a ello.

Suspiro. No es que sea lo mas difícil que se pueda hacer físicamente pero aun con toda la paciencia, esmero y tiempo no veo la diferencia con que me lance al mar. Lo pienso un segundo y me dirijo a ella.

- Me tendrás que ayudar - me sincero - Por favor.

Su mirada se hace por lo menos cinco veces mas intensa lo que genera en mi un inconsciente gesto de recular pero es una inconfundible chispa de satisfacción lo que contemplo.
Cuando nuestras manos se junta de nuevo tengo la lucidez absoluta de que se me han ofrecido tres formas de afrontar la prueba y que he elegido.
Avanzo conducida por la guía de su brazo, que intuyo mucho mas fuerte que Pontos, quizás que Anibal, y siento la abrumadora expresión del torbellino de su espíritu impactando en el mio, cortejándolo. Soy conscientes de sus claves maestras y de sus mellas y como en mi misma, de los huecos.
Solo que lo que para mi Espíritu aun no sabría definir el acorde con el que suena para el de ella es claro y cristalino. Es Tiempo, el largo y perfecto Tiempo nunca desconocido y olvidado.
Implacable. Doloroso, Hiriente, Completo, Mancillado, Acelerado y Terminal y seguramente se que contenido para que no enloqueciera con su contacto.

Hay sabiduría y hay prudencia pero también existe una perfeccionada perfidia y un bien surtido pozo de rencor.

Cuando mis piernas cuelgan del asiento del vigía ya no dudo, que fuera cual fuera la respuesta que se me ofreciera esta vendrá con Metis. La veré mezclada con su perspectiva y ya no limpia. La Limpieza vendrá con otra Vez. Metis lo sabia y yo he aceptado su trato inconscientemente sin pensarlo. Sin desconfianza.

Existieron otras posibilidades pero para bien o para mal tenemos esta.

Ella se queda detrás de mi en un equilibrio perfectamente balanceado y me pregunta:

- ¿Que ves? y piensatelo, no me espetes lo obvio.

Parpadeo entre la espuma de mar y me retraigo la capucha del clamide y aparto tímidamente con la mano el cabello de mis ojos. Delante de mi tengo el océano batiente, tan vivaz como puede ser el Atlántico, enmarcado en variopintas colecciones de nubes pertenecientes a un cielo límpido. La linea del horizonte lo conquista todo a lo ancho del campo de mi visión y solo es rota por el resplandor trazado en una recta franja del sol..

A derecha e izquierda solo se ve el agua peinada por las olas.

- Veo el mar, veo el cielo, veo el viento en las olas, y veo el sol reflejado en la superficie. Veo...
- No. No sigas, por los dioses. Ya se que tienes ojos - me cubre con su cabello el hombro derecho y me susurra al oído - Observa, reten, no solo mires y creo que siendo Tú la mejor respuesta es la que des mas deprisa.

Me aturdo mientras intento entender y pensar pero no se que contestar y encima ella lo hace cada vez mas duro aturullandome.

- !Vamos¡!Vamos¡ ¿Que...Ves? - casi me grita.
- Yo... no...si... ¿Todo?

Ella se ríe como el que se burla de un mentecato pero percibo un deje de frustración no expresada. Una pena.

- Lo sabes pero no estas segura - me mira colgada casi sobrenaturalmente a mis costado.
- Yo...
- Yo, Yo, Yo. No conoces otra palabra, Maldita - le rechinan los dientes - Bruja ¿Como llamas a Todo? - me pregunta por encima de la rompiente. Me hace un ademan para indicarme que piense, que pare un instante a imaginar, a que descarte lo científico o lo filosófico y y me agarre a lo que ve ella. Todo. Lo invisible y lo visible. Lo que fue y es y sera. Lo que Ella guarda...
- Los...mundos...El Mundo...
- ! Cosmos ¡
- ¿El Universo?
- No seas lo obtusa que puedes llegar a ser. Has venido hasta aquí. No estropees con tus pensamientos de bajo burguesa asustada lo que existe, eso es el Deseo de los Otros - Señala hacia el horizonte - !Joder¡ - se le escapa en crudo ingles - ¿No es evidente...?
Si. Lo es. Lo es como un martillo de agua helada.
- Los tres mundos, el Superior, el Medio y el Inframundo y cada uno en su sitio como debe ser.
- Como debe ser...- me dice - El Cosmos es orden. Lo que es y lo que tiene que ser por que así esta dispuesto. Atiende...

'Nadie. Cambia. Eso.'

Se balancea peligrosamente sin importarle el peligro por que esta disfrutando en su entusiasmo.

- Tu papel, Intrigante, no esta definido ni por ti ni por mi. Tienes sueños. Rememoras momentos. A veces no sientes ser tu misma y lo que crees ver es neblinoso o queda deslavazado.
'No te preocupes, soñaras otra vez y otra y recobraras lo que esta extraviado. Así esta marcado. Sin embargo así habrás de creerlo antes, Creer en Ello y dejar que esa creencia te cambie...'

El mar es un dramático coro fluido que refuerza lo que me dice y que me engancha a cada palabra de sus labios.

- Así como nuestros adversarios creen - nos señala mutuamente - creen en si mismos, que esa es su Fuerza por encima de todas, nosotros creemos y tenemos fe en nuestros dioses, su voluntad y su poderes, abriéndonos en canal les invitamos a depositarse en nosotros dándoles todo, la única e incontestable Verdad - Ruge como queriendo hacerse oír en todas partes. Se vuelve hacia mi como si solo yo existiese.

 - La Maraña, mi aborrecible Mielga, esta en despejar de una vez por todas en cual de ambas creencias estas realmente anidando.

Se sienta a horcajadas justo delante mio y aun al borde del filo de una caída mortal es totalmente capaz de avasallarme. Afortunadamente solo me apoya su indice de la mano izquierda con pasmosa suavidad en el pecho.

- La Maraña eres Tú, mi querida sin Futuro.

Me quedo muy quieta mirándole a los ojos que parecen mucho mas claros que hace unos minutos, casi como si se hubieran despojado de un eclipse, mirando su semblante melancólico.
Me siento cohibida, sumergida en el zumbido de sus palabras al ser digeridas en mi cabeza. Palabras tan obvias como conocidas.
Protegida por ella de los golpes del mar me pregunto si nos hemos encontrado antes por que no sé como me conoce tan bien una desconocida.
Sus ojos no me dejan profundizar y si me dejo llevar hacia el reflejo de su mirada filtrada del sabor de lo importante, de lo poderoso y lo terrible.
Me como las palabras de distorsión que albergara y callo esperando a que continué.
Ella aspira como si leyera a través de mis pensamientos y prosigue:

- En cuanto a lo segundo ¿Quien crees que somos nosotros en esta guerra? ¿Que es lo mas abierto? ¿Que nos representa?

La marejada me ha empapado por completo y el frio me atiza con tiritonas pero me mantengo firme dibujando con mi segura voz la respuesta:

- El Océano.
- Bien, listilla - señala con el pulgar a su espalda - Escúchalo bien. Entiéndelo bien. Por que su secreto quedara entre nosotras y lo liberaras cuando te lo reclame la Oscuridad.

Se precipita completamente sobre mi apoyando su frente enfebrecida sobre la mía y transmitiéndome una excitante corriente que me despierta mas que el agua fría.

- Por que lo que te diré no te lo dirán los demás y solo tú - me acaricia con su nariz y su aliento - y yo lo sabemos.

Me estremezco como congestionada de repente por la fiebre de una locura desconocida aflorando desde lo recóndito de mi interior que me asegura que lo que me esta diciendo es pura verdad.
Ella empieza hablar tan tenuemente que es apenas audible pero el Logoi se trenza en su letanía y es como una música que transmite aliento.Que revive ascuas.

- Somos Mar Oscuro. Caos para alimentar el Cosmos. Hijas e hijos de lo Primigenio y sobre la faz mundo, Monstruos.
'Por nuestra carne corre el Icor de los Primeros Nacidos para que lo derramemos: sobre este agua nueva, este suelo nuevo y este aire nuevo al que ya no pertenecemos. Para que subsista. Por que lo amamos, tal y como fue dispuesto.'
'Esto, lo sabes, es lo que entienden los Otros contemplándonos en nuestras Pieles Brillantes besadas por el Fuego Eterno ¿Verdad?'
'Y lo aborrecéis. Por que tenéis envidia y deseo.Pero no sacrificio'
'Y luchamos por ello. Es su origen. El de la Lucha'
'Esa es la herida, esa es la guerra, esa es la hendidura mas abierta.'

No se si es el agua que la anega o son sus lagrimas verdaderas pero por un momento creo que esta llorando.

- Te dirán que son los Héroes, te dirán que son los Elegidos, que por el Bien matan y mienten.

Sacude la cabeza.

- No, No es una cuestión de bien o mal. Se trata de hacer lo correcto, de mantener la linea de la virtud y la justicia ahí donde siempre ha estado. Y que nuestras espaldas aguanten las amargas cargas.

Me acaricia las mejillas con ternura, compadeciéndose de pena como si viera algún daño. Me acaricia sobre la ceja izquierda.

- No podemos negar el Aliento de los Titanes en la huella de nuestros cuerpos, Gabrielle. De nuestros corazones y de nuestros espíritus. Esa impronta que ya no pertenece al mundo. Una parte luchó y otra se rebeló. Pero al final este...  - señala hacia el limpio horizonte -este es nuestro legado. Un Cosmos vigorizado con nuestra Sangre Hueca que no vacía.
- Si los jóvenes Reacios consiguen aniquilarnos - me dice y me lo dice como escondiendo una suplica de oscuro significado - si consiguen domar el Abismo, todo volverá a empezar. Un nuevo régimen con unos nuevos Reyes, con un nuevo Cosmos.

Su mirada se me clava en lo hondo por que me confunde con lo que me ofrece: Hartazgo, Dolor, Enfado, y Rencor tan afilados como el tiempo que solo un Fuego Tibio y Viejo aplaca y la siento tan cercana que me estremece.

- Somos los que hacen lo Correcto, recuerdalo Gabrielle. Liberalo cuando lo demás no sea suficiente.

Se aparta de mi con asco y esperanza en el rostro pero no puedo leer mas por que se lo frota con la ropa para limpiarse y ocultarse el rostro. Es como si perdiera el fragor del momento

- ¿Somos?

- Eso se verá o no se verá, Hermana. La respuesta esta al alcance de nuestros dedos. - Sorbe la nariz y se ríe - Eso si me quieres creer. Muchos, casi todos me creen Loca. Muy Loca - se para a dar el tono a sus palabras. Es un hilo de voz cierta y sencilla - No puedo estar de otra forma.

Se pone de pie y salta detrás de mi con soltura.
Noto su boca a un dedo de mi muca.

- Lo que seas dependerá de saber si de corazón quieres responder a tu preguntas.

Ha desaparecido, cuando me vuelvo, entre los pliegues del velamen como por arte de magia, dejándome con mis aturdidos pensamientos macerándose en sus palabras y en agua helada y sal hasta que Pontos, un poco contrito, me rescata unos minutos mas tarde para guiarme a una comida que no si seré capaz de probar.

5/8/14

Océano (I): Dejado Atras

Diciembre, esta mañana de la partida, concede una gracia especial. Planteles de rayos de sol entre aborregadas y aburridas nubes invernales, acarician el funcional embarcadero de Gernsey, a medida que lo abandonamos.
Aun así hace frio, uno húmedo y del que me siento particularmente desusada, y cada uno a bordo se arrebuja en sus prendas de abrigo con agradecida fruición.

Mientras, la tierra se inunda en la mirada lentamente de mar.

Continuo saludando a Asier, ya no tan desgarbado como recordaba, que aúpa a su inquieta hermana sobre los hombros. Mi pequeña Nette se estira y estira a horcajadas sobre él para no dejar de vernos y que nos perdamos su mano al viento.

Las rubias cabelleras de Betriz Printemps y de su joven madre me respaldan en la despedida, mas comedidas pero conmovidas igualmente en su mirar.
Se despiden de ese pequeño parche de tierra que emerge a respirar sobre el vasto océano que lo rodea y que ha sido su constante hogar junto con Sark y que quizás la muchacha no vuelva a pisar jamas.

No me muevo de allí hasta que mis hijos se han convertido en indistinguibles puntos en la lejanía y que la memoria retenga su imagen para los días de separación.
El horizonte gobierna un paisaje diluido de cielo y agua sin apenas costa.

La Ola de Ambar empieza a tragar las millas con navegar seguro y lento al ritmo de todo su velamen desplegado. Kebren canturrea al timón a nuestra espalda y Pontos y Metis medran por toda la cubierta preparando cabos, drizas y una docena de otros parafernalias marineras que sabiamente he dejado por imposible hasta el recordar como se llaman.

Como la perdida de la visión de mis hijos es un poco anterior a la de las Islas me da tiempo a echar un mejor vistazo a mis compañeras, algo mas completo que la breve e incomoda presentación matutina en los muelles.

Es posible que sea la cautelosa inquietud de estar aquí que me recorre, de la invitación y de la, aun a veces cuando lo pienso sorprendente, aceptación final, el que mire sin saber bien que buscar o que encontrar. Pero es como descubrir un lugar afín.

Ha sido un año extraño, bueno no exactamente extraño si no tal vez inusual. Seguro que en ocasiones duro, sobre todo creo para ellos, mis hijos, lidiando conmigo, una madre, demasiado presente, amorosa y exigente a partes indistintas e iguales y esforzada en no flaquear y dejar traslucir que estoy asustada, algo paradojicamente imposible, cuando no cejas en dedicarte a ellos por completo.

La oportunidad de que aunque sean unos pocos días se nos presente un descanso mutuo no pareció ni parece para nada falaz.

Aunque las dudas hayan bregado muchas noches y días por disuadirme acepte la silenciosa tregua.
No puedo negar el sentimiento que me ruge por dentro mas y mas fuerte desde que casi pierdo a Asier en Rusia y que me inflama con la nitidez con el recuerdo del secuestro de Annette por Eugene.
Esta emoción de contacto, de ahogo si no están a mi lado, es con la que tengo que luchar, modulandola como puedo tocándolos, abrazándolos, besándolos con templanza en el corazón y tras la frente.
Viéndolos correr, trabajar, jugar, y reír se tróca en un tesoro instantáneo que a veces desespero interiormente por conservar y me interrogo preguntándome si no soy yo la niña estancada y colgada de los deseos de no experimentar el coste y el dolor de lo que surgirá: la separación que algún día se presentara.
Me he concentrado en dejar de pensar y disfrutar con ellos cada instante de la forma mas sana que he podido. Pero es concentrarse, me pregunto si es lo mismo que vivirlo.

No se si mi cerebro convencerá a mis entrañas de que no es abandono si no libertad.

El cerebro lo va a tener duro para ganarse el pan, sobretodo rodeada de empáticos influjos similares provenientes de los que me rodean incluyendo a las dos mujeres que me acompañan a popa del velero.
Myla, la madre, por supuesto, pero también con Betriz, envueltas en su melancólica ultima ojeada.

Ambas han cambiado desde la ultima ocasión en la que coincidimos, ya una eternidad lejana de tres intensos años y es mucho mas que la congoja de dejar atrás el hogar.

La primera que me descubre curioseando es Myla. Sé por la primera mirada que ambas entendemos lo que estamos experimentando mutuamente por que la espontanea lenta sonrisa abierta que nos ofrecemos es sensiblemente familiar y acaba con las dos subrepticiamente contemplando a una aun absorta Betriz.

La niña que yo conocí ya no es una niña si no una joven mujer, decidida, independiente, y tengo un ligera envidia, por lo que se nota mas por lo que he oído: Creyente.
Cierto es que la familia Printemps tiene un legado de madurez precoz (Myla alumbro a Betriz dos años mas joven de lo que ella es ahora) pero no es solo eso.
Hay en la muchacha una fuerza enigmática, una garra reposada pero afilada, que me rememora aspectos de Asier pero al diferente de él aun con otros esquivos pero inequívocos parpadeos de duda.
Posee una desarrollada solidez aun en ciernes y no del todo consolidada. Supongo que en ello se basa esta peregrinación.

Nos sorprende mirándola y nos enfrenta con unos ojos casi viejos, aun no completamente descargados de infancia, con unos iris cada vez mas azules que lo escrutan todo con interés por el entendimiento.
Nos sonríe lenta y luminosamente de forma alternada y la estampa de la severidad de una presencia sagrada se retrae y diluye en su rostro de dieciséis años azotado por las tiras de los tres colores, caoba, miel y rubio, de su cabello.

Myla se estira de pie y alisa los pliegues de la lana de su vestido y se abriga con los pliegues de su capa impermeable.

- Lo siento Madre. No me percate de que hacia tanto frio - Betriz se disculpa con la habilidad de disimular la turbación por el escrutinio de no una si no dos madres - ¿Quieres que te acompañe a tu camarote antes de que comamos? Lo dejamos preparado antes de que llegaras.
- Claro hija. Me encantara que me muestres este barco del que tanto me has hablado.
-Muy bien...De acuerdo - se sonríe satisfecha casi lanzándose hasta dudar un instante si incluirme y establecer la lucha entre su pasión y las buenas maneras al final triunfantes.
- Umm... Docta Gabrielle ¿Nos acompaña?.
- Gracias Betriz, pero por favor id por delante. Hace mucho que no me picaba el frio del norte y siento ganas de disfrutarlos un poco mas. Acudiré para las mejores partes - le contesto amablemente instintivamente estirándome como un gato al sol para aspirar el aroma del mar en la mañana - te lo agradezco de verdad. Y por favor llamame solo Gabrielle. Docta es un apelativo que aun no alcanzo a  merecer. No como otros aquí.

Ella me corresponde con una leve inclinación de cabeza y esa mirada combinada con tu sonrisa que ofreces de soslayo cuando meditas lo que se te han dicho y suena divertido. Afortunadamente creo que aun hay suficiente sinceridad en mi para sonar lo verdaderamente convencida que estoy y no a falsa modestia.

Se me puede llamar de muchas formas que no serian apropiadas para los labios de una persona tan pura como Betriz.  Que no me apelen con nada es un puerto neutral que esta bien.

Myla lo entiende sutilmente,  me ofrece un hasta luego cómplice y se deja guiar hacia el interior del balandro por su hija mientras se cruzan con el porte atlético de Pontos Estigio y descubro sin querer un juego de miradas diferentes del que  acostumbraba: La de orgullo paternal que ya había visto con Helia con otro sutil gusto y la otra, la dirigida a Myla, refrescante, nueva y arrebatadoramente dichosa.

Me guardo la sonrisa tonta entre las sombras de la capucha de mi clamide intentando recuperar la mas neutra de nuestra firme amistad antes de que llegue hasta mi alcance.

A Pontos también hace un mundo que no lo veo en persona, casi dos inviernos completos. Se ha arreglado el cabello y la barba pareciendo mas un feroz y civilizado gentilhombre que nunca, lo que le queda espectacularmente bien con el curtido del sol y la estampa marinera.

En Sark la gran parte del tiempo de instrucción con Betriz la ha pasado alternándola como pescador.
Es un hombre de los que ya no hay otros. Desgraciadamente hace cuatro siglos ya que rompieron el molde.

Viene hasta mi y se sienta a mi lado contemplándome plácidamente como cuando se distrae mirando el mar.

- Me sorprendió que vinieras - comenta tranquilamente con una sinceridad ganada a pulso - creí que lo verías algo extraño
- Lo es - asiento - lo cierto es que aun me pregunto la razón de haber sido invitada

Saco las manos del interior del peplo y de la capa y las entrelazo delante de mi boca para calentarlas, para esconder los gestos de mis labios y para detener el chorro de mis palabras como he visto con el tiempo que es una buena forma.

Pontos asiente comprensivo y medita unos segundo antes de continuar - Quizás lo justo es que nos contestemos mutuamente pero créeme, necesito que tu antes me cuentes con el corazón por que estas aquí, en este barco, el por que aceptaste mi invitación - noto una ligera ojeada a su espalda pero casi es tan nimia que no la relaciono con ninguna emoción especifica. Me vuelve a dedicar toda su atención y sus manos cogen delicadamente las mías - Por favor. En confianza. Sin obligaciones. Solo si tu quieres.

Lo observo y le devuelvo el gesto de afirmación. Beso con los pulgares mis labios y después decido liberarme de la capucha para poder hablar directamente, sin ambajes o tapujos. Es la misma pregunta que me hizo Asier y cuando las palmas de mis manos reposan sobre mi regazo bajo la mirada y empiezo a contarle.
- De entre todas las razones, la verdadera, la única, la real es la misma impresión de haber sido invitada - me detengo  y agito la cabeza - invitada y reclamada. El Misterio, lo Sagrado y la Reverencia.
No Pontos. No podía dejarla estar.
- Otros lo han hecho.
- Je. - miro al cielo y le retorno la mirada. - Quizás son mas sabios. Quizás no soñaron con ello. Quizás no ponen tantos quizás en su boca.

Pontos tuerce la sonrisa y no disimula la ironía en su gesto como si se riera de un chiste encerrado en lo que he dicho. Se recompone y asiente.

- Quizás... No soy yo el que ve el futuro. - me conforta con una caricia en la mano y sé que es en cierta medida sincero consuelo. Mi respuesta no le alarma y la toma con una seriedad calmada.
- Han sido ellas las que me pidieron que te mandase la invitación como Valedor. Él por que es de ellas.

Le sigo mirando intrigada y no puedo mentir: asustada.

- Betriz me lo pidió hace un tiempo - señala Pontos - cuando se fijo la fecha de su Nacimiento. Metis... me lo pidió hace una semana.
- ¿Metis Metis?
- Si - Señala con la barbilla a la atractiva compañera de faenas que ahora disfruta con el aparejo de proa - Se que no conoces aun a la compañera de Kebren. Pero que me aspen que la conocerás si no conozco bien las apuestas de los dioses.
- ¿De los dioses o las suyas?.
- A veces no veo la diferencia.
- Ah...¿Y Betriz ?
- Lo que te tenga que decir es suyo y aseguró que necesitaba hacerlo solo cuando os encontréis en los Salones de Océano. No puedo contarte mas - y sé que no puede por que no sabe mas.

Cambia de posición sentándose paralelo a mi costado, hombro con hombro.

- Mira Gabrielle, intuyo por lo que estas pasando. He hablado con Asier. En parte esta preocupado pero sabe que lo conseguirás. Es una extraña caminata el destino tendido por la voluntad de los dioses y el imbuirse de su espíritu. La carga, ese peso de piedra, se hace ligero pero cuesta. Es como cuando navegas y dejas la tierra conocida atrás pero te llevas un pedazo contigo. Aquí - se señala el pecho - En el vasto desconocido te da cobijo como una promesa pero si se convierte en deseo te inunda de la melancolía y el arrebato se convierte en necesidad. No es bueno.
Tienes que buscar la promesa y dejar de lado el deseo. Eso es la Fe.
Siempre te he visto capaz de alcanzarla.
Abre su abrazo con cariño y me deja enterrar la coronilla en su pecho bajo su mentón.
- Gracias - le digo en un susurro - siempre has sido muy bueno conmigo.

Se ríe alegremente con esa risa que puede derretir un día malo.

- De nada.
- ¿Pontos?
- ¿Si?
- ¿Te importa si te pregunto desde cuando estas cortejando a la señora Printemps?
- ¿Como lo has sabido?
- Bueno esas cosas las mujeres las saben y los hombres las confirmáis.
- Por supuesto - me mira fijamente y socarrón - como pude olvidar lo perceptiva de algunas 'mujeres' - hace una pausa para recuperar el tono pausado - Va para tres estaciones ya, casi cuatro.
- Me alegro mucho por ti. Me alegro por vosotros.
- Lo sé. Esas cosas las saben los hombres - se ríe con los ojos - Lo sé de veras.

Me aprieta la mano con afecto y luego se distrae viendo algo en el barco que le deja ligeramente preocupado y que con una disculpa lo pone en pie.

- Lo siento, dulce Bisoja, pero esa mujer esta loca y se va hacer lanzar por la borda - me besa las manos - Nos vemos en la comida.
- De acuerdo. Cuidado.
- Ja.

Lo veo avanzar con prestas zancadas hasta Kebren y comentarle algo muy rápido mientras intercambian el timón dejando al compañero marinero de Pontos libre para acudir a donde se encuentra la tercera Titanide.
Yo degusto las palabras de mi amigo bajo el sol resguardada en los pliegues oscuros del clamide y dejo los ojos medio cerrados mientras disfruto del instante.

Hay un sentido en el interior de este acontecimiento que se aviene. He preguntado a la Diosa en lo Oscuro y en el Cenit y también en el Amanecer y la Penumbra para obtener una señal que me iluminase y ha conculcado una sensacion mas cercana cuando decía de venir que cuando pensaba en quedarme.
He tenido un sueño. Un sueño extraño mezcla de Wortsworth, Keats y La Madre.

Pero todo aun pende de la incertidumbre de la Fe en que estaba recibiendo mensajes y no sufriendo una locura palpable.

Se me da muy mal la Fe: entenderla y asumirla. Asier me dice muy sensatamente que la viva.

Me saca de mi meditación y ensimismamiento un rudo zarandeo.
Cuando enfoco los ojos ella esta allí, contemplándome con avidez.
Me ofrece la mano para que se la estreche.

- Por fin alcanzo a conocerte - dice muy seria y añade como si supiera de mi más que yo misma - estaba segura que elegirías no hacerlo.

Su brutal gravedad me hace titubear.

- El Negro te va, te cala, desde la Hez hasta el Alma. - señala con intención.

Sonrío. Ella sonríe. No es jovial pero no tampoco es lo contrario

- Por cierto soy Metis hija de Metis y si buscaras, de ese Negror Tuyo, una versada en proporciones inimaginadas me encontrarias a mi.

No se describir el familiar aspecto que me asalta y la confianza pero le cojo la mano con el mismo afán con el que la ofrece tal y como si de todo lo de aquel barco fuera lo que yo mas necesitara.

4/8/14

Océano (Ø): Caminante del Fuego.

Podía haber sido cualquier noche.
Me consumo en ellas con las tribulaciones y los desvelos de mi culpa y mis pecados pero ha sido una respuesta al misterio de la invitación a un Nacimiento de hoy que no esperaba.
Entro en la cueva con intención de rogarle por iluminación como todos lo finales de semana, no de dormir, pero hace muchos meses que estoy agotada y no hay remedio...

Despierto con un gemido y un escalofrío que no se disuelve. No de miedo si no de sobrecogimiento.
Por que debo hacer lo que prometí sin saber muy bien por que debo hacerlo.

Llego a casa aun en volandas de los brazos de la ensoñación.
Por las facultades de una memoria de hierro soy capaz de escribir lo que me vino en sueños.

Una ola llega rodando alto y rápido,
y ha lavado mis lineas de distancia,
El Agua es Fuego Liquido,
que proyecta toda Oscuridad.

Cuando mi Alma muere,
arde como la única pagina 
y paso a través de las Puertas.
Mi alma nunca ha sido mía para conservarla.
Apenas esta en mi ahora.
Quizás soy demasiado ciega para ver,
el Fuego es todo lo que camina conmigo.
Quizás soy demasiado famélica y débil,
pero lo que esta en Ella es lo mismo en mi.
Estoy en el lugar al que todos pertenecemos,
da ascenso a nuestro yo verdadero.
Escucho la llamada en el aire que respiramos,
es el signo, el signo de Todo.
Es la Marca en todo lugar al que vas,
es la llamada cuando Todo se ha ido.
Es el sendero que siempre hemos conocido.
Da un camino a Todo.
A la Noche da ascenso.
Da un camino a todo.
Al sostén de lo que conocemos.
Da camino a la Primera en la Noche.
Y en el sueño Su Voz asciende desde Todo:
"Pretendes ¡¡Tú!!, aprender el secreto del Océano"
"Solo aquellos que desafían sus peligros comprenden su misterio"

Me lleva al Abismo que llama al Abismo,
entre el fragor de las insondables Cataratas sin Fin ni Principio.
"Ve, ve Peregrina y no busques consuelo"
Todas sus olas con sus crestas han pasado sobre mi.
Y soy Nada. Soy Todo.
Debo hacer todo ello.
Por que se lo Prometí a Ella.
Y no dije su Nombre en Vano.


No puedo entender lo que se me esta diciendo. No hay pistas racionales.
La única, la que siento, implica dar un verdadero salto de Fe verdadero (1).

(1) gracias a los Black Rebel Motorcycle Club y a su Firewalker por la inspiración para este comienzo.