21/8/10

Hierro - Bronce - Plata - ORO

Acabaría en un poema.
Si pudiera sentirme inspirada.
Saben mis entrañas que trataría de hablar del Oro y su huella.
Después de la subida debiera llegar la cumbre.
Tener del clímax la corona.
Ese es el engaño que interiorizo.
Vertido de la saciedad de Sisifo.
Quizás sea fruto de la humanidad.
Quizás me empapa en demasía la civilizacion.
Quizás, o quizás, son los bajos instintos.
La voz brota de las entrañas por debajo de los palpitos.
Como si fuera tuya propia. Como clara y convincente.
Es el hierro de los vítores que no de la Victoria.
Malditos estamos a subir la roca una vez mas entregados a Él.
Por que una cumbre no bastara, ni al final tampoco mil.
Saben mis entrañas esta paradoja.
Saben que con vosotros querrían declamar otra obra.
En el corazón choca la marea.
¿Que, entre la travesía y el naufragio, reina?
Heme aventurado mas allá de todas las huellas de las otras Eras.
Hierro, Bronce, Plata y de Héroes carne y tripas y coraje.
Me asaltan en el pecho las tempestades.
Que la centella y el rayo lo abran y lo iluminen.
No hay culmen de estado de gracia.
Si recuerdos de color dorado.
Subes y subes y es en todo estado del ahora.
Fin del mundo en instante eterno.
Trasmutara la paz de los espíritus en materia áurea.
Insuflara el viento de la Palabra.
Acudirá con el aspecto de la musa de Arcadia.
Recogida aquí y allá en los pequeños detalles.
Tan mundanos y tan dadivosos.
Tan divinos y tan confortables.
Tan singularmente adentrados en todos los caminos.
De lo real y de lo imaginado.
De lo imaginado y real.
De lo real e imaginado.
Diluyendo la sordina de las lides y los dictámenes.
Avezada la preeminencia de lo que abarca a Él y mas.
Olvida en esa vez el tableteo del tiempo en los huesos de tu alma.
Borra las menudencias y penalidades.
No es un secreto. No se le esconde.
Para la mayor parte de la vida.
Solo esta la Verdad Negada.
Vestida de sombras.
La puerta convencida de estar cerrada.
Feliz en la esquiva y la ceguera.
Decidida a no alzar la mano.
Evitando el dolor de la existencia.
La verdad de lo Sagrado revelado.
No es un secreto.
Para la mayor parte. Para cualquiera.
Un secreto que asusta saberlo.
Insatisfactoria vanidad.
Aturdidora arealidad.
Preocupación falaz.
Beligerante banalidad.
Mejor en ti arrobadas.
Que el peso de la Verdad.
Practicantes de la alquimia perversa.
Degradantes de la mas noble sustancia.
Transmutadores del dorado en lo sin valor.
¡Despertar!¡Despertar!
No necesitáis el poder de conmover al mundo.
Ni la certeza ni la sabiduría completa.
Te adviene al elegir y asienta en el Ser elegido.
Brota en el instante la Gota de Oro.
De ligereza simple y liberadora.
Penetrante y bautismal entre el miedo.
Dueña de tu frente y pecho.
De todo lo que atraviesa.
La Fuente origen de la Claridad.
La Claridad reveladora de la Fuente.
¡Despertar!¡Despertar!
Ella Toca indistintamente.
Sea mortal.
Sea iluminado.
Sea santo.
Sea daimon.
Sea Dios.
Es la Primera Primavera.
Donde no hay desemejanza.
Donde todas las preguntas coexisten.
Al alcance de todas las respuestas.
¡Despertar!¡Despertar!
Como Esther Varenely, la muchacha.
En sus manos el anillo de Cenwen,
buscando para descender a su amada.
Comprometida portavoz,
del regreso de la memoria truncada.
Arropada de convicción,
hasta el momento la cita predestinada.
Bajo el crepúsculo de Lanzarote,
En el camino recto y en paso eterno.
Éxodo que es iniciado.
Como Eikeborg de Albora.
Esposo de Similce la de los muchos nombres.
Ama no importa el Reinado y la Distancia.
como ama Eikebor en el vinculo que comparten
vertido con pasión en su anillo de Boda.
Protege la carne de su Amo que respira,
y anda junto a los mortales por entre las eras.
El Dorado hila el aire como las hebras de una pluma,
plumas de fuego que baten las cortinas.
Engarza el recuerdo que los une.
Circulo alrededor del centro.
Alma perseverada.
Como la vigía del conciliábulo,
justa Astraea en la circunvolución de los doce pueblos.
Gracia infinita y Vida infinita.
Justicia infinita.
Entre el Cielo y el Suelo.
Estrellada y Relampagueante.
Custodia de las flechas del Rayo de su padre.
Un paso separada pero un paso cerca.
La ultima inmortal entre los mortales.
Espera y protege.
Titánico esfuerzo.
Por favor... Despertar... Por favor.
Pequeños detalles nos lo recuerdan.
Semejantes a estos.
Narrar, contar, declamar, versar que es Oro, no puedo.
Las palabras callan.
Expresan lo que esta en todas partes.
Delante del fondo de nuestros Ojos.
Recuerdos despiertos.
Por favor.
Despertar.
"¡El fin del mundo es ahora!
Al igual que las edades de Bronce, Plata y Oro" (1)
Que abrirse tiene la puerta.
Rasgada la sombra con fuerza.
Desatrampados los ojos.
Alzada la mano.
Liberemos la divina materia.
Enfrentémonos a su tacto.
Recibamos su recuerdo.
Sea presente ahora.
Coexistamos.
Existamos.
Hemos visto la batalla.
Otra piedra empujada a la colina.
Caerá. Caerá. Caerá.
Sin el Relucir de Oro.
Sin su divina Libertad.
No se ganara la Guerra.

(1) Perspectivas - Maese Sahaquiel.

Hierro - Bronce - Plata - Oro. Heroes.

Hay Fuego.
Una hoguera en la oscuridad.
No esta físicamente delante pero si es real y presente en este campo intenso de la imaginación.
Es el habitante de la Sagrada Naturaleza de los hombres.
A su alrededor nos sentamos para contemplarnos en su solaz.
Para contar historias en la penumbra eterna.
Hasta que lleguemos a la luz.

Su ser se cuela por las grietas de las eras y los años.
Entre los resquicios de lo que configura la rutina de la vida.
Parte, la magia de los misterios y parte su propia y revitalizante magia.
Cada historia que de nuestras bocas acontece, a su lumbre para otros se convierte en historia de los héroes.

Tendemos a ver que la crueldad y la maldad eclipsan la fuerza de los heroísmos.
Es la lucha sin descanso de la vida entre lo que es solo Ruido y lo que es Furia.
Ese Fervor de los hechos de los hombres que en la negritud nos calienta.

Es mi turno de disipar el ruido y de alimentar las llamas.
Con una historia de aquí, de Albora.
De Albora con el enemigo aun acampado ante sus tozudas puertas y muros después de cincuenta años de asedio.
Narración de sangre derramada, vidas sacrificadas y almas puestas en juego hasta el limite de la locura.
Tomara esta historia el Fuego.
Sera tomada por el Fuego.
Perdurara. Eso es lo eterno.

Empieza.
Empieza como todo en un sitio y un tiempo y la elección de este inicio pende de la visión que recibimos pasados los cerrados umbrales. La que nos alejo de la calma hacia la necesidad.
En el acantilado inmaculado mancha la cadena infernal que al llegar contemplamos.
Volver hasta allí y arrancarla es la primera necesidad. Yendo a través del gigantesco bosque que se interpone y sus peligros y yendo con la mayor de las celeridades.
Misión que implica una escolta y unos singulares miembros que la forman.

Me tengo que tragar demasiadas emociones y creo que no soy la única al ver a una docena de niños alegres, flanqueandonos decididos, con sus caras infantiles.
Tocan sus carracas, trompetillas, matracas, tamboriles y flautines acompasados con sus bailes de inocencia y risas derramadas entre los oscuros parapetos de la enmarañada espesura.
Atemperan con su presencia los peligros que la floresta conjura.

Otras mujeres y hombres nos acompañan: Similce la prima de Ariel con sus dulces y fieros rasgos de Sidhe y los cuatro exploradores que nos encontraron hace menos de un día con Gartoris Filo Pálido, unos de los mejores luchadores del reino, como su circunstancial capitán para los que seguirnos es una honra.
Orgulloso y confiado, Bagarok aquel dueño de una de las piedras condenadas que nos recibió completa la avanzada de aquellos, nosotros, que creemos que podremos romper la cadena.

Contra mi pensar y los vuelos siniestros de mi imaginación cabalgamos hasta la costa sin ningún contratiempo aunque no sin congojas. En estos instantes desconfías de que cualquiera de las cosas que piensas sea correcta y sabes que lo que sientes es terrible.

Pero este es un bosque oscuro, por que acechan entes y criaturas negras que ni siquiera los arboles en su paciencia soportan, y la perspectiva de los niños entreteniendo a la salvaje naturaleza para proteger a mujeres y hombres armados y diestros es... desquiciante.
Cuando el valor dije que se acerca a la locura es con cosas como estas que no se pueden juzgar por que son necesarias tal y como nos insistían sus padres y los sabios del lugar.

Señora Curótrofa que proteges la gracia de los jóvenes te doy gracias por que les condujistes sanos y salvos de vuelta a casa. Y por que su casa persiste.
Si, la Diosa escucha nuestras plegaria con ellos aunque, mas allá, concede a nuestros destinos formas bien diferentes.

El primero en caer es Bagarok.
El mago de la Piedra, su fuerza y el emblema en el pecho y mucho mas que no podíamos sospechar, tenia enervados mis recelos pero se ofreció sinceramente a cumplir con la misma tarea que nosotros.

Con Anibal fue el único que se atrevió a tocar la condenada Cadena.
Su exterminio es igual de horrendo lo intente ver como lo intente.
Su mueca de dolor impera por encima de la autoconfianza, la carga siniestra de sus gestos y el maldito en su ópalo negro.

Se contorsiona ferozmente y bajo su piel el fuego es maligno y la agonía en sus ojos por un segundo no tiene ningún tipo de medida.
Un incendio como un rayo lo fulmina justo al costado de Anibal. Proviene del hierro muerto que al tocarlo le arranca su vida.
Flácido y constreñido, cuerpo es engullido por el océano al caer.
Es otra partida perdida con Eugen sin ni siquiera saberlo.
Las otras siguen en juego con toda su intensidad.

El misterio es el porque la cadena se puso allí pero no ya su dueño.
Cuando Anibal se dispone a golpear los eslabones con la maza sagrada de bronce que ha creado por la linea del horizonte aparece Pola...

Por Favor, te pido a ti bendito Fuego que me escuchas que no te apagues y no tomes de mis palabras el miedo sino que veas el otro rostro indescriptible que se observa si lo observas olvidando que los ojos que lo contemplan. Conserva tibia su Historia.
Él baila en el filo de la navaja de lo loco pero aun baila y lo hace por nosotros y te ruego mi Señora Iluminadora que le des luz aunque sus pies sangren. Sigue iluminando a nuestro Pola. Ofrecele el Calor.

Los demonios que lo flanquean no son asumibles y apenas concebibles. Recuerdan mis pesadillas por el sendero del que proceden. Aquel lugar que no debíamos mencionar pero desgraciadamente olvidar ya no es posible. Molaki.
Pola no esta ya allí. Esta de vuelta. Pola no esta en el Frío. Pola no se separara de ese Invierno.
Una necesidad lo arrimo a beber el Hielo y conocer sus secretos. Otro consagrado obsequio al Amor sin ceguera.
Su valor lo llevo y su valor lo trae de nuevo hasta nosotros para ofrecernos una oportunidad.
Siempre ha sido el dador de oportunidades...
Es ese Mago.

Pero no hoy Hermanito.
Deja esta vez que descansen tus hombros y tu pecho respire.
No ha acabado pero el golpe de la maza esta dado y es el de la Furia y el Fervor de nuestras Palabras.
Pola asume nuestra decisión mientras ante la cadena del lastre Anibal se prepara para arrancarla. Ya se ha ido cuando la mole de hierro con la que el Demonio ato Albora cae, se pierde en el mar y desaparece.
Sabes que esto trae consecuencias que el futuro proveerá pero que no veras hasta que las vivas y que por ello en este momento tampoco las temes.

Pola vuelve a casa. Esta en casa y me doy cuenta que mis únicas palabras para él son tan pocas que me incomoda lo impertérrita que he sido.
Parca en palabras - "Nos vemos Hermano"

¿Quizás estoy aprendiendo y ganando o quizás estoy perdiendo?
No lo se. No se lo que nos pasa.
Pero poco importa el rostro de mi alma.

Importa el hombre que se desvanece en la lontananza. Importa el vuelo de los cuervos solitarios y su atrevido parlamento. Importan sus círculos antiguos y nuevos.
El circulo de su travesía y sus palabras a Ariel.

Sergueton esperaba un ejercito y tras un nuevo umbral lo fuimos a buscar.

Dejando atrás a los valientes.
Haces lo que debes y alguien te guarda las espaldas. Confiando en la promesa de la salvación que vendrá con nuestro regreso cuando en la lejanía, perceptible, ya se fragua el primer fragor de los combates.

Mientras, caminamos por el Cruce de las Doce Vías que nos permite tomar el sendero hasta la Brillante Alzelaz. La alcanzamos para en menos de una hora, maravillosamente, encontrar al aliado perdido, convocar a sus ejércitos, aprender la conjuración que les permitirá el paso expedito a través de las espesuras de la Dama y reencontrar a tan queridos amigos como Amaranta y Soren.
Justo una hora para que zarparan los mas rápidos navíos y para que navegaran entre las nieblas entre los Reinos.

Por la bendita Diosa que solo se necesito una hora para este milagro y para esta desgracia.

Aquellos que se conjuraron en acompañarnos y que esperaron nuestra ida y nuestro regreso descansan su sueño eterno, ensartados en burdas e improvisadas estacas, sobre la linea de arenas blancas. Dispuestos para recibirnos entre vivos regueros carmesí e innumerables y feas manchas y despojos amarillos, verdes y azul oscuro testimonio de que, si se han ido, se fueron con lucha.
Los barcos que en su impulso saltan mas allá de los acantilados los sobrevuelan y sus tripulaciones, incluidos nosotros en ellas, los observan en enfervorecido silencio roto por el sonido de la postrera lucha de inconmensurable Gartoris.
Seiscientos mujeres y hombres que no desfallecen si no que persisten y que inflaman sus ojos dispuestos a que si hoy es el día de Albora al enemigo le salga infinitamente cara en la memoria la victoria.

No llego a acompañarlos en la carga. Mi participación comparte con Amaranta y Charo, apropiadamente, el rito de la venganza y la invocación de las palabras que, amablemente aplacan, con la serena cólera de Furias, a la Dama del Bosque hasta dejar que la avanzada de Alzelaz, al galope, la atraviese.
Allá van mis compañeros y amigos, nuevos y viejos y apenas conocidos, directos a la batalla que frente a las murallas de la ciudad toma parte.
Cabalgando como posesos para alcanzar con providencia el cenit de la lucha. En la suya y en la de todos ellos esta la hazaña que se conserva como recuerdo vivo en el canto de los supervivientes de la persistente Albora.

De los disparos certeros de Ariel y de la siempre audaz y temeraria forma de luchar de Anibal.
De los que defienden y defenderán por siempre los muros y las brechas y que cayeron.
Como el Inmaculado príncipe Karunn, ese hombre tan ruborizantemente bello, apuesto y de labia gentil que solo después conocí, en el relato de aquellos que salvo, como también deslumbrante guerrero, valeroso, desinteresado, compañero y verdadero Príncipe hasta el ultimo suspiro.
O Laukas el simpático y emocionado primo de Ariel espadachín donde los haya. O Blennan, Limet, Jaru, Nasha, Vepooris o tantos otros con los que apenas compartí unas palabras o corteses saludos.
Mi señora Prytania, como Muerte, los ama pero por la razón mas poderosa y directa y los ha llevado a su casa a que se repongan y partan hacia el resto del camino con la plenitud y abundancia de sus bendiciones y agradecimiento.
Por que la Diosa y la Muerte ama a los mortales aunque su cortejo se a veces mucho mas enmadejado.

En la retaguardia, irónicamente allí para estar a salvo, mi caballo Olne, que me habían ofrecido para aligerar mis fatigas, me salva de que otra vez los Otros se me lleven.
Le atiza, a mi orden, un mortal bocado en el pescuezo a mi agresor o a mi par o lo que sea que fuera.

Es el alma en la piedra la que habla en conveniencia con la persona que la porta. No una víctima ni un rehén si no Otro convencido por ellos a estar maldito y que me habla como un igual.
Me dice lo que, por mucho que me de una tras otra intensa nausea existencial, ya sé.
Que soy Gha'agsheblah, la puta Gamjikot, y mi es la destrucción precursora, que solo con el mal se mueve y que el Blanco Rey Gusano A'arab Zaraq encerrado en este lugar como yo es mi Hermano que me reconoce.

Esto es tan cierto como no es cierto o como el misterio del estado de mi persona, expuesta en el trazo de la Diosa, hace que sea posible serlo.

Mi héroe, personal, decidido, y noble no tiene pensamientos de ello y con su acción, brutal y vehemente, nos concede un precioso tiempo con el que abordar el fin con menos desesperación.

Por que otra diferencia nos separa a nosotros, exhaustos pero inquebrantablemente firmes, a un lado y a ellos, malditos, poderosos hasta el infinito e imperiosa y constantemente prisioneros de la muestra de ese poderío, de indefectible crueldad e indiferente maldad, a la espalda de Todo.

¿Tienen ellos un fuego como el que nos calienta?
¿Pueden reunirse alrededor de los compañeros y sobre Él y junto a Él compartirse con cada historia hacia el pasado y hacia el futuro, en este y todo presente?
Para ellos, Ellos mismos son su fuego asilado de toda la creación. La imaginación solo se reduce a lo suyo y la historia que pueden contar es un único y huero monologo de autosatisfacción recurrente y marchita.
Grandes e impresionantes capacidades les ofrecen el cortar con las reglas, por que el que vacía un recipiente casi por completo cree que de cualquier cosa raudamente lo llena pero se olvida del agujero que ha hecho. Se han quedado solo en el estruendo ensordecedor del son del trueno sin chispa y hueco, no mas que un eco en la oscuridad, de la naturaleza de la magia y de la vida.
No son el Rayo. No se lo llevaran consigo mas larga que sean sus existencias.
Por que al Rayo no se le atrapa.

Si lo tocas te fulmina. Si lo contemplas te ciega. Si lo escuchas te deja sordo.
Pero si lo aguardas en tu propia naturaleza y en la misma del mundo seras bendecido con el regalo de su Fuego que bajo cuando no eramos nada de los cielos.
No eres nada si estas a la espalda del árbol.
Solo un contorsionista intentando lo indecible no salirse de su sombra.

Esto tenia en mente cuando conduje a mi ser presto por la senda oscura y velada de la letanía que el mago de la piedra muerta me recordó.
Toque algo negro para que me imbuyera como uno sin que la mente se inmiscuyera llena de dudas y lo deje fluir por el corazón en ese ultimo segundo afirmando que mi cabeza se estira hacia las estrellas y mis pies enraízan bajo las tierras. Y aguarde.
Gedulah esta en mi tanto como Gamjikot y solté a esta ultima.
Solté a toda la precursora destrucción sobre nosotros.
Para que Él viniera.
Para verterla.
Sobre Él.

Ariel estará siempre al otro extremo de la vibración de la cuerda que lanzo la ultima flecha consagrada de la Cazadora hacia el Corazón, como Anibal agarrado al giro de su maza Onomástica y Charo de la invocación del fuego de todo los Santo.
Asentados en el punto que va mas allá del combate abatieron sus armas para vencer a
al Rey Inmundo.
Guiados por diez lustros de asedio a Albora y por diez centurias de separación de Ceinwen/Similce.

Él ambiciono y casi consigue apoderarse del lugar y de su Verdad.

La Torre aunque hendida en su perfecta conexión y liberada de su guardián la Dama aun sigue en pie y vislumbra una ciudad herida pero Viva en su promesa de regreso.
A su ser de regazo acogedor que puedes llamar Hogar y no solo fortaleza.
La mas amplia sonrisa de la victoria la tienen los diez mil hijos de Alzelaz junto a los Alboranos, que barrieron a conciencia al enemigo desde todas las direcciones posibles, ayudados de la sorpresa, la fe y la eterna Furia del valor que golpea una vez y otra vez a este mal.
El mal fue enterrado bajo el escudo y la espada. Bajo la flecha y la lanza.
Bajo el abrazo del Dragón bajo la Tierra y sus dedos de fuego como lenguas de lava.
Bajo Toda Albora Desatada.

Gusano y sus mil cuervos desaparecieron. Sus generales. Sus siervos. Sus monstruos.

La luz se derrama sobre los abrazos de los combatientes. Recoge agradecimientos y los conmovedoras resemblanzas de los que nos adelantaron en el camino mas allá de la muerte.
Nunca son tristes los funerales. Siempre muy sentidos.
Los recordamos a todos de un modo u otro y siempre rodeados de esa sensacion de Gloria que es superior a la de cualquier vanidad o soberbia.

La era de los héroes no tiene fecha, ni una marca limitada en la existencia. No es presente o pasado o del futuro. Es de todo instante.
A ti Fuego Superior pertenece y en tu calor con el nuestro se comparte.
En la imaginación de un momento abierto, de un lugar esperado, de un regreso recuperado, de un estado completo.

Estamos aquí, Pura Llama. Y tu estas aquí.
Nos rodea la oscuridad y no te apagas. Te sostienen todas las gentes y animales y seres en sus heroicas historias cotidianas que dieron y dan mas de lo que pudieran incontables razones explicar que debieran dar.

A tu alrededor cambiamos los rostros pero es el efecto del baile de las llamas. Siempre estamos al resguardo de esos Héroes que no se extinguen ni se extinguirán.
Brillan en cada Casa del Cielo y en el Sol de la mañana y en cada gota de la lluvia del estío reflejando un arco iris y en cada diamante de rocío en la madrugada.
Brillan en la risa del hijo y en la mano en la piel cálida y en el beso después de las alargadas jornadas.
Brillan en lo que se construye y en lo que se enseña y en lo que por doquier una y otra vez se canta.
Brillan en cada uno que, con atención con cada una de las palabras de cada historia de mujeres y hombres valientes luchando contra la oscuridad, se queda.

Y forja en el Fuego en ellas ese otro metal de su Alma.

20/8/10

Hierro - Bronce - PLATA -Oro

La ciudad se expande en círculos inscritos unos en los otros.
Al menos tres cinturones cuento que hemos de traspasar para dejar lejos las defensas exteriores hacia el corazón de la capital.
Son como cintas de esencia de un hechizo en las que se acrecientan la paz y la tranquilidad.
Aquí se escucha el canto inalterado de los pájaros y hay risas de niños y adultos.

Con paciencia nuestros pasos son transportados a través de las avenidas y los vericuetos en una procesión a las que las miradas observan con sorpresa, curiosidad y velada veneración.

Antes de que nos conduzcan a la verdadera médula, la travesía de los incomparables palacio, es necesaria una pausa ante guardias nuevos y oficiales de gala.
Nos reciben no como escolta o vigilancia sino con el boato y la reverencia de un sentido recibimiento.

El hecho es que hemos conmovido a la ciudad y esta se presenta apasionada.
No suelo, últimamente, hablar así pero que le voy a hacer si a mi también me arrebola su influjo.

Frágiles somos en la superficie del mundo y solo en los interiores reside la fuerza y arde pero... cuando no es así, cuando se inflama a plena luz del día o del titilar de las estrellas y el fulgor de la luna no apartas los ojos de ello por que es el milagro de la esperanza liberada de su cárcel y sus cadenas sombrías para que la tomemos sin limitaciones, es imposible frenarse.

Si, es una esperanza diferente para cada uno que la reconoce a sus ojos pero aunque la rama de la que pende su fruto sea para ti diferente de la misma raíz siempre bebe.

La esperanza se concreta cuando el sumo sacerdote acude bajando del templo de la torre.

El venerable Aius nos contempla con serenidad benevolente junto a otros afables ancianos.

Solo quiere cerciorarse que lo que los recuerdos advierten es la verdad que las palabras le anticiparon. Que la verdad existe y es cierta.

Los ancianos no están solos, junto a ellos acude un hombre mas joven, un mago, Bágarok se presenta, con la piedra oscura y opalescente de un Maldito encerrado sobre su pecho, tan familiar como las que Eugen gusta de tener en sus manos.

Pero olvido su presencia puestos mis sentidos y mis emociones en una perspectiva lejana a mis propios pensamientos personales.

Las pruebas palpables de los reecontrados Similce y Kandar es la ultima barrera que restaba.
Los viejos amigos la abordan con paciencia por la falta de recuerdos y el apremio.
Y nos invitan a el interior de los palacios y las salas principales.

Decir que Similce es Charo y que Ariel Kandar es simplificarlo mucho.
No son meros nombres. Son los suyos y las alegrías que reportan superan con mucho a los malos tragos.

Por que hay alguien al que encontrar y cualquier demora escomo un desacorde invisible.

El palacio noble, parte del armonioso conjunto del circulo mas profundo de la ciudad se abre a nosotros de par en par.
Apenas algunas conversaciones contenidas se escuchan.
Por que lo que se acomoda es el silencio de la excitación.
No recuerdo si ya se lo anunciaron a Ariel antes de entrar o aproximarse, pero sabéis, ese detalle no importa de ninguna manera.

En la habitación, profusamente decorada, la mujer rubia e hermosa de sobrios y elegantes ropajes canta con sus ojos todo detalle que a mi me falta en estas mis palabras.
Ojos quizás húmedos o quizás bañados con el brillo de la luz de la liquida plata mas pura.
La tea de la mas firme llama de amor conflagra en ellos, con toda la espera guardada y su límpido premio.
La canción de la madre que abandona el penar en los brazos del olvido que le otorgan otros brazos.

Niurin toma a Ariel entre sus manos, con la determinación y la delicadeza despojados de la necesidad que nacen del reencuentro con su hijo.

Se dicen las primeras palabras en mucho tiempo.
No importa mas que ese momento tejido en la argentina lineas de la humedad de los ojos, la sequedad de la boca y el fuego en el corazón.
Un instante que ilumina el alma. Que no pasa sino se abandona nunca el regocijo.

Y no se abandona.

El placer de mas besos, de nuevas miradas. De la ocasión de conocer a su hermana Nun, tocarla. Presentarla a su abuela Charo.
Compartir sus primeras sonrisas cómplices. Su hermana mayor y ahora mas joven.
Conocer a sus primos ya no tan lejanos y saborear sus nombres.
El joven Laukas y la dulce y valiente Similce que honra el nombre de su tía abuela.
Amigos y parientes. Insignes visitantes. El mas apuestos de los príncipes y la mas impresionantes de las reinas.
Todo esta bañado por la claridad argentina de los afectos.

Sobre la guerra que habita una legua afuera y de la que vibrantes cantos épicos y narraciones podría trasladar a este diario tan simplemente no me esfuerzo hoy y ahora en escuchar la mas mínima nota.

Al igual que con esta ciudad alejada tras los círculos exteriores de la crueldad cada uno necesita este centro brillante.

Por que es el tiempo del reencuentro y de que el viaje trazado descanse y se mezca en el lago pausado de la voces amigas.

Peno que mis lazos se encuentren tan lejos y que mi propias angustias se conviertan para mi en un ruido que entorpece lo que es magnifico. No siempre en silencio pero si mas que lo hubiera hecho.

Lo sabia al venir aquí y se lo que me dije.

Que las victorias ocurren sin empuñar un arma y reside en caricias si dadas, en miradas mas que cómplices tenidas y las preocupaciones complementamente sentidas.
Lo que viene después esta dentro de lo que se hace por que se elige.

La Victoria es el tiempo de amar sencillamente y ser amado de la misma forma.

No hay otra.

3/8/10

Hierro - BRONCE - Plata -Oro

El sonido de las armas entre los herbazales detiene el impulso arraigado de moverme.
Un filo de espada rasga el aire al cortarlo.
Los arcos crujen bajo la tensión.
Las hojas rozan al abandonar sus vainas.
Y respiraciones que también suenan tensadas.

Larga jornada agotadora finaliza en un culmen invisible de amenaza.

La verdad es, que sutilmente me alivia el pensar que si fueran enemigos posiblemente las flechas y los aceros no estarían dándonos la bienvenida a escrupulosa distancia.
Cuatro rostros o cinco por fin visibles me hacen sin embargo titubear.

Demasiado adustos, con demasiada incertidumbre cotidiana, básicamente con demasiados demasiados.

Pienso que las gentes, las razas, y las estirpes aun nacidas bajo luces bendecidas se degradan y no son eternas. Es un desgraciado pensamiento que se deja llevar por las imaginaciones.
Cincuenta años son dos generaciones y estos cincuenta años de asedio en Albora han mancillado silenciosamente la gracia que nos debería dar bienvenida.

Sin embargo no todo esta perdido.
Las ropas y armaduras aun perviven civilizadas.
Protegidas con los pequeños detalles materiales que brotan del espíritu aun no derrotado.
Son las doradas y plateadas lineas del arte. Evocaciones de motivos griegos o escitas.
Colores. Adornos. Una flor aquí. Un medallón allá. Una cinta en los cabellos.
Lo del todo nuevo y lo del todo viejo acogedoramente al mismo tiempo.

Ellos. Ellos permanecen.
Sus palabras son a su vez tranquilizadoras e intuitivamente entusiastas.
Sobre todo al oír los nombres conocidos de Charo y de Ariel.
Zenwen y Kandar repiten como una locución largamente inesperada.
Zenwen que aquí es Similce y Kandar.
Similce y Kandar.

La ominosidad de otras formas patentes a nuestra diestra, visibles por lo que me describen al que no sentir en mi corazón la seguridad para mirarlas por mi misma a nuestra diestra, visibles como digo aun a gran distancia me impide el dejar de empuñar el Filo de mi nuevo amphismela de broncineos reflejos.
Es patente que la opresión de la agresión y el miedo no se esfuman y se contagian. Lo que no logro discernir es si viene de ellos o de nosotros o es una sensación enrarecida que se extiende por todas partes.

Un vistazo a atrás, al bosque, recupera una miríada de seres y de entes que nos contemplan, incluyendo a los ojos invisibles de los gigantescos arboles que hemos surcado.
Reposa en ellos la suerte y la audacia de atravesar su barrera, no sin ayuda sospecho.

Al poner los pies sobre la blanca arena no imagine lo largamente arduo que seria el camino que nos lleva hasta las puertas que se avecinan ni que el ejercito que mil años en el pasado se conjuro a tomarlas aun no ha cejado.
Ni descansa, ni ha sido aniquilado o mermado.
Solo interrumpido.

Casi en los primeros pasos nos sumergimos en las huellas de la devastación permanente que su presencia produce.
Negros campos de hierba, arboles torturados, densas brumas y ese brutal silencio que no deja de comérselo todo.
Afortunadamente no es la hendidura del pasado y afortunadamente creo que la buena estrella de Ariel, aquí mas brillante como Kandar que nunca nos ha ayudado.

Las vías del destino que se escogen en el presente, a veces, es cierto, las condujeron hasta ti y si eres de verdad su dueño tienes el talento de abordarlas.
Ariel es muy joven, con la infinidad de las posibilidades de la edad por delante, y aun con las zancadillas no escogidas de las Moiras que ya lleva sobre su pecho, lo mejor de su herencia, la sangre de Albora y el espíritu de los Knox, lo que él es, persiste como una aurora de fuego intenso.

La Lumbre que aguanta cuando las circunstancias ponen tus elecciones a prueba.
En momentos como cuando los Dioses cruzan el camino que trazas con el de tu raptor, el que te separo de tu primer origen.
Sientes las miradas de los invisibles y de los que son visibles, agregadas a la traza del camino que recorres en forma corpórea y en la que no lo es y su escrutinio es silencioso pero no etéreo.

Los Ojos de Daimon formidable la Dama.
Los Ojos de los Antepasados.
Los Ojos de los Dioses.
Y de los Demonios.

¿Habrá sentido el escrutinio de todos ellos?

No puedo dudar del poder de su entendimiento ni de la infalibilidad de su percepción.

A veces se presentan en toda su magnificencia verdadera de cuerpo y anima delante de ti, pero la mayor parte de las veces miran por tus propios ojos.

Ella, La Dama, Daimon formidable de esta tierra, el ascua del espíritu que nace del Árbol, del Cable, del Hilo que enhebra el mundo en las torres, similar a a Onire y como ella libre aquí en Albora.
El bosque de severos titanes arbóreos es el legado de su presencia, plantado por sus maestros pero fructificado en la libertad necesaria para oponerse a las hordas de malditos.

Al cruzar las trochas, la hemos visto en su caza. Inmensa amazona a caballo y arquera. Erguida en su caballo ciclopeo, dos veces mas grande que Anibal e indisimuladamente mas mortífera
Su presa se desplazaba a través de nuestra senda pero aun con nuestro sigilo mas absoluto esta claro que es fútil todo intento de a Ella ocultarnos.

Quizás hayan sido nuestras armas desenfundadas con los brillos sagrados del bronce y las palabras justas escritas en ese metal que hiere a nuestros enemigos con su esencia. Pero no siento que los emblemas de nuestro común objetivo sean suficientes para explicarlo.
Menguaría el poder de su visión.

Esta infinitamente mas cerca de la reverencia y reconocimiento, no a las personas, sino al aura.
La misma luz que brilla patente allí donde los luchadores comprometidos cayeron en círculos de la Luz imperturbable que sus espadas consagradas conquistaron, incadas sobre el suelo, para que ni uno solo de ellos tuviera que temer a la condenación maldita tanto en vida como en muerte.
El Bosque y Ella cobijan estos túmulos descarnados y aislados a la espera que un día no lejano esos huesos reciban los merecidos honores.
La misma honra que visten los que me acompañan.

Creo en el advenimiento del sueño de Sergueton, el asesino de dragones y perpetrador de los azares de Ariel, y que un Ejercito comulgara la victoria sobre los malditos.
Es una loca locura que esta llena de desesperada esperanza.

Los Ojos que miran también lo sienten.

Pero para obtener la materia por la que y con la que se lucha primero hay que fortalecer el Fuego y destilar los metales y recordar de que forja fuimos hechos.
La chispa esta aquí, viene con nosotros pero aun no se ha acercado a la lampara.
Pero no falta mucho. Todo va ir bien. No se que me lo dice.

Son esos pasitos a la luz de la mañana.

Aun con el cuchillo de bronce en mi mano.
Por que una cosa y otra aun tienen relevancia.
Basta que el triunfo sea como el sol y la sonrisa del corazón en las gentes de Albora.
Mas allá de la violencia en mi mano o en la de cualquiera.
Mas allá de los muros que hoy protegen.
Mas allá de lo que también encierran.